jueves, 3 de septiembre de 2009

VIDA & MUERTE


Desde las sombras, desde donde nadie puede venir sin salir llorando, desde este hueco oscuro y agrietado, como la impresión de mis labios al reír, así como la tempestad de tus ojos al verme, y así como esto que soy, pues me llaman la muerte.

La brisa que te acaricia por tus mejillas cuando se ama tanto lo que respiras, lo que gritas, la naturaleza es perfecta y el camino largo, mírate, quiérete que yo lo estoy deseando, aférrate a lo dulce y no a lo amargo pues soy la vida que te sonríe a cada rato.

¿A quién le hablas? Si nadie suele escucharte. Das comienzo a todo lo que yo termino cuando quiero, y debe ser por eso que mi lado seductor puede ser tan peligroso como un filo cerca del cuello. Tú podrás ser la vida, la blanca, la dulce, pero no olvides que yo soy el refugio de todos aquellos que inventan cada día una nueva forma de odiarte.

Intentas confundirme con tu oscuridad absoluta, pero mi tranquilidad es tan divina que los que viven amando la vida, realmente disfrutan de la ternura que se siente cuando la mano de un niño aprieta la tuya como signo de un te amo.

Claro están tus signos vitales de mi último respiro, y creo que cada quien en ti, me termina eligiendo por alguna razón. Por eso no hace falta presumirte mi grandeza, quizás no igual a la tuya, pero sí más peligrosa o quizás calmada. Y bien vida tan enamorada, dime ¿Cómo es que te alegra tanto que un niño apreté una mano? Si quizás al soltarla llore y sufra aún estando contigo. No hagas tanto alarde del amor que en ti ocurre, recuerda que por esa causa más de uno me ha encontrado.

Insisto y a la vez sonrió, quieres ponerle drama a lo que es parte de la vida diaria y sí, se sufre, llora, entristece pero gracias a todo eso se le da valor a lo que valor merece, y sé que inevitablemente lleguemos un día hasta ti porque no somos eternos, pero perplejo y sereno es el disfrute de esto. ¿Sabes cuál es el mejor símbolo para descubrir que estar vivo es maravilloso? Solo toca tu corazón y escucha tus latidos… ¡Oh lo siento! tu jamás podrías sentir el significado del mismo.

O quizás eso es lo que piensas, tú la vida hablas de experiencia y enseñas cosas sin sentido como eso de amar para sufrir, pero no entiendo tu afán de encontrar un hueco en cada pecho humano para arrojar un soplo de esperanza y mantenerlos amándote a ti, porque al final sólo de eso se trata. Para corregir tu terrible arrogancia te comento que he sentido el latido de ese que tanto hablas, y quizás no en mi corazón, pero sí en el de las victimas que mi nombre aclaman, puesto que al venir a mí, me entregan ese músculo palpable que se debilita entre mis manos, mientras lo aprieto con fervor hasta callarlo. Y sinceramente no siento pena de no tener un amor propio, me basta con reírme de los que en ti viven y juran amar hasta que yo los separe. Hasta luego querida Vida, espero que te vaya bien en tu tono de alegría, algún día llegarás a mí, y ahí veremos quién cubre más al mundo, si tu tonta ilusión de vida, o mi dulce magia de muerte con sabor a noche.

Entonces no te rindas, sigue luchando por ese mundo de sombras, de penumbra, de silencio de tanto silencio, ese mismo que te hace hablar más que yo por querer convencerme de admirarte, no conoces las mariposas en el estomago o el escalofrió de una cálida brisa, tampoco amaneceres con un comienzo optimista y mucho menos la sonrisa de la gente que vive agradeciendo estar vivo y aprendiendo de todas y cada una de las cosas que nos hacen poder diferenciar lo bueno de lo malo, lo frio de lo caliente, la envidia de la admiración, el amor del odio y tantas cosas que tú no te permitiste sentir porque fracasaste al dejar de luchar dejándote vencer dándote el nombre de muerte sin haber podido saber que la vida es maravillosamente el producto final de una obra creada no sólo para mí sino para ti si estuvieras vivo, y bueno no sabes cuánto lo siento pero igual guárdame un lugar en ese sofá para que cuando muera continuemos en un segundo encuentro pero ahora en tu terreno cuando ambos estemos muertos.

PD: (Un poema a 2 manos) Por: Paola Soto y María Gabriela Cárdenas

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